Muy pocas cosas son realmente importantes
- Estefanía Llausás Corona
- 21 sept 2016
- 3 Min. de lectura

Estoy segura que esta frase la hemos escuchado muchas veces, pero realmente no creemos en la totalidad de estas palabras. Como estudiante de Mercadotecnia y comunicación, es mi deber recordar que muchas de las cosas que vemos o hacemos son influenciadas por la sociedad, cultura y publicidad.
Ciertos pensamientos y conductas pueden acabar con nuestra esencia, convirtiéndonos en algo que realmente no somos. Hace unos meses al darme cuenta de esto, decidí poner mi granito de arena. No es un tema desconocido para mí, pero quizás me había acostumbrado a seguir viviendo de la misma manera, es por eso, que en esta ocasión tenía dos caminos: continuar igual pues “me estaba funcionando” o ser un poco más valiente y enfrentarme con la persona que vive dentro de mí.
Tomé la decisión de enfrentarme, con un poco de miedo, porque sabía que encontraría cosas que no iban a gustarme y que probablemente dolerían. Estos sentimientos me provocaron confusión... ¿Por dónde empezar? Lo único que tenía seguro, es que al final no me iba a arrepentir.
Decidí hacerme estas preguntas muy importantes para empezar a construir la vida que quiero, tal y como realmente soy:
¿Qué es lo más importante para mí?
¿Qué es lo que no me gusta de mi vida en este momento?
¿Puedo cambiar eso que no me gusta?… Si no es así ¿Cómo puedo sobrellevarlo?
¿Le doy el trato que merecen a mis papás?
¿Le doy el trato que merece a la gente que me quiere?
¿Cada cuánto les digo a las personas que son importantes para mí lo que siento?
¿Esa relación amistosa o amorosa me hace mejor persona?… Si no es así ¿Por qué sigo ahí?
¿Cada cuánto doy las gracias por lo tengo?
¿Qué me detiene a decir lo que siento?
¿Cuál es mi sueño más grande?
¿Ya estoy haciendo algo para lograrlo?
¿Qué me gusta de mi interna y externamente?
¿Cuido mi cuerpo de forma adecuada?
¿Qué tanto disfruto mis momentos a solas?
¿Estoy esperando a que alguien o algo me cambie mi vida?
¿Dónde pongo mi fé?
¿Me respeto?
¿Acepto que he cambiado al paso del tiempo?
¿He sanado mis heridas? De no ser así… ¿He hecho algo para lograrlo?
¿Qué hábitos deseo adoptar?
Si nadie me juzgara…. ¿Haría algo que no me he atrevido a hacer?
¿Cuál es mi miedo y de dónde viene?
¿Qué me limita a creer en mí?
Si fuera mi último día en la tierra ¿Qué haría?
Esto que me preocupa… ¿Me importará en 5 años?
Esta última pregunta la leí en el libro “Dios nunca parpadea” de Regina Brett y me acompaña en todo momento.
¿Cuánto tiempo más voy a esperar para vivir la vida que quiero vivir?
Sé que son bastantes, pero no hay nada más importante que conocerte realmente. Estas preguntas me han ayudado a conocerme a fondo y empezar a hacer cosas que me dan calma y tranquilidad.
Hasta el momento todavía tengo muchísimo que mejorar y no a todas las personas les ha gustado el cambio o simplemente no lo entienden, pero cada día yo lo entiendo más.
Considero que no hay una edad o fecha para comenzar a vivir la vida que deseamos. Nunca sabremos cual será nuestro último día para experimentar eso que deseamos vivir. Como comentaba anteriormente, el camino es largo y estoy en ese proceso; sin embargo, equivocarme me hace más fuerte y humana.
Estoy aprendiendo a agradecer cada pequeño detalle de mi vida, a apreciar todo aquello que tengo y soy. He recuperado mucha de la confianza que había perdido, cuando en ocasiones dudo, lucho con mi mente y corazón para cambiar esos pensamientos negativos, por otros positivos que seguramente me traerán mejores resultados.
Espero que estas preguntas te ayuden a vivir una vida más consciente y positiva en cada momento, sin importar la circunstancia.
Quiero que te quieras
Comentarios